Un plan de entrenamiento para intentar ganar masa muscular o para perder peso, aunque suene contradictorio, no deberían diferir tanto como la sociedad precise cree. El clásico ejercicio aeróbico, conocido como “cardio” está muy “mitificado”, y está cada vez más demostrado que no es la forma óptima de ejercitarse si tu objetivo es la pérdida de grasa. Mucha gente cae en el error de mirar la báscula, ven que bajan kilos y nos les preocupa sin pierden grasa o músculo. La solución, como siempre, pasa por cambiar de hábitos y combinar dieta saludable con ejercicio de cierta intensidad. No obsesionarse con la báscula, puesto que perder peso no es señal de mejorar la salud ni el físico, y a veces mantener o ganar peso puede ser muy saludable si se está consiguiendo quemar grasa y ganar músculo con un programa adecuado de alimentación y ejercicio. Por otro lado, la Aerobics and Fitness Association of America nos cube que deberíamos quemar unas 500 kilocalorías diarias con ejercicio físico y dieta para perder peso saludablemente.
Debemos saber que los impulsos eléctricos viajan más rápido por el agua que por la grasa, donde encuentra una mayor resistencia, y esto es lo que hace que tarden más tiempo o menos en llegar a la salida. A más grasa corporal, más tardará el impulso en llegar y mayor será nuestro porcentaje. En este artículo no vengo a decir mucho, pero una imagen vale más que mil palabras, por lo que quería compartir con vosotros tanto el vídeo como la imagen comparativa de las 5 libras de grasa y músculo, para que tengamos en mente esta diferencia tan significativa de volumen.
Por Qué Conocer Nuestro Porcentaje De Grasa Corporal
“En el caso de las mujeres, la regla también puede influir provocando retención de líquidos”, añade el director de Pronaf. “¡Nosotros hemos tenido casos de retenciones de hasta four kg respecto de su peso ordinary en un mismo día! “El peso puede llegar a variar 1kg de forma habitual dentro del mismo día y la edad, sexo o una posible patología también son factores a tener en cuenta”, añade.
Pues un kilo de grasa pesa lo mismo que un kilo de músculo, obviamente y sin tener que darle muchas vueltas al asunto, lo que en realidad cambia es la densidad del músculo y de la grasa, o si recuerdas tus clases del colegio, el peso dividido por el volumen de un cuerpo. Como subraya este experto, que “hacen al cuerpo más resistente y cada vez nos costará más perder y menos reganar”. Así que lo que empezó como un mito, se ha convertido en algo related a un chiste. Sí es cierto que una cantidad similar en volumen de músculo y grasa desequilibrará la balanza en favor del músculo, ya que su densidad lo hace más pesado a igualdad de volumen. Así que si queréis lucir un abdomen firme, no dejéis que los problemas derivados del sedentarismo os afecten ni el estrés en el trabajo, pues son dos de las causas sociales más habituales en los casos de aumento de peso. Por eso esas personas que simplemente dejan de comer, o intentan cualquier “dieta milagro“ con la idea de perder peso para verse mejor en el verano, deberían recordar que perder unos kilos no es nada atractivo si el cuerpo sigue estando fláccido y débil.
Kg De Músculo Versus 1 Kilo De Grasa
El consentimiento para el tratamiento de sus datos personales para el fin consignado en el apartado “a.” anterior es distinto e independiente del tratamiento de los mismos para los fines consignados en el apartado “b.” (analizar sus datos con fines de prospección de mercado y marketing electrónico, para enviarle información publicitaria). Debe a que la densidad en el músculo es casi un 20% mayor que la grasa, por tanto ocupa menos volumen. [newline]Esta diferencia fundamentalmente es debido al agua, ya que los músculos al ser tejidos en movimiento requieren de ella para poder almacenar el glucógeno y tener la energía necesaria cuando entrenas, mientras que la grasa no necesita agua porque está inactiva. Antes de pesarnos en una báscula de bioimpedancia es necesario que tengamos en cuenta algunos factores que pueden hacer que nuestro peso y porcentaje de grasa varíe. Debemos ponernos siempre en manos de un profesional cualificado a la hora de controlar nuestra alimentación, ya que hay muchos parámetros a tener en cuenta cuando se trata de mejorar la salud y controlar nuestro peso corporal. Pero, ¿qué pasa cuando el hígado y los músculos no son capaces de almacenar más glucosa?
Mucha gente reduce la ingesta de carbohidratos pensando erróneamente que la secreción de insulina es nociva para el metabolismo porque hace que almacenemos más grasa cuando, en realidad, esta práctica puede producir el efecto contrario. Al producir menos insulina, el metabolismo no realiza correctamente sus funciones acusando falta energía y el consiguiente estancamiento de la grasa corporal. Nuestro cuerpo no siempre utiliza esta glucosa de forma inmediata y como no puede quedar almacenada en el torrente sanguíneo pues terminaría intoxicando la sangre, es almacenada primero por las células hepáticas, luego por las células musculares y, en última instancia por las células grasas.
Aunque hayamos escuchado la frase en cuestión millones de veces, lo cierto es que se trata de otra de las muchas leyendas urbanas que circulan en el mundo del deporte. Cuando los niveles de glucosa en sangre se mantienen estables y se almacenan de forma correcta en músculos e hígado se previenen problemas cardiacos y se reducen los triglicéridos También se mejora la absorción de proteínas a nivel muscular, lo que da mayor potencia y tamaño al músculo. Se quemará más grasa porque no se necesita tanta insulina para almacenar el exceso de glucosa.
La suma de estas mediciones junto con otras variables como el sexo, edad, talla y peso sirven para determinar el porcentaje de grasa corporal del sujeto. El problema es que solo mide la grasa debajo de la piel, no la visceral ni la intra-abdominal. Puede ser complicado tomar las medidas en personas muy obesas o excesivamente delgadas. En las personas deportistas, sobre todo en aquellos que practican deportes de fuerza, es muy habitual que el IMC sea elevado y que llegue a indicar un índice de obesidad cuando en absoluto se trata de personas obesas. Este tipo de deportistas poseen una gran cantidad de masa muscular, lo que hace que tengan un peso elevado para su altura; sin embargo, suelen tener también un porcentaje de grasa bastante bajo. La realidad es que, mientras la mayoría de nosotros hayamos escuchado este mito antes cientos de veces, este mito es incorrecto.
Y es de nuevo el páncreas el que debe producir mayor cantidad de insulina para retirar la glucosa del torrente sanguíneo y almacenarlo en las células grasas como grasa saturada. La báscula dirá una cosa, el espejo otra muy diferente, y no debería haber duda de cual sería estéticamente más “atractiva”, y más importante, ¡más saludable! Y no equivoquéis la musculatura “hinchada” tipo culturista, con una musculatura más “natural”, más densa y tonificada. No está de más comentar esto, ya que sobre todo las mujeres, cuando oyen hablar de entrenar la fuerza, piensan en un cuerpo de “hombre”, pero ni mucho menos.
Son los glúcidos los que se descomponen en glucosa y se introducen en el torrente sanguíneo dispuestos para utilizarse en forma de energía. Cualquiera que sea la razón por la que termine el tratamiento de sus datos de carácter personal, conservaremos sus datos debidamente bloqueados y archivados para hacer frente a eventuales responsabilidades legales, durante un plazo máximo de cinco años. “La báscula, junto con el marketing en el mundo de la pérdida de peso, son nuestros peores acompañantes a la hora de adelgazar de forma adecuada y poder manternelo en el tiempo, que es el verdadero reto”, apunta el director de Pronaf. “Concretamente, el entrenamiento de fuerza aumenta el metabolismo basal y, dependiendo de la intensidad, lo puede mantener alto durante un tiempo más o menos prolongado después de finalizar el ejercicio”. Mediante rayos X que evalúan la masa magra, la masa grasa y el contenido mineral de los huesos.
Sin embargo, es smart al nivel de hidratación y la temperatura de la piel. Aun cuando ambas variables se encuentran en niveles normales, la bioimpedancia eléctrica tiende a sobreestimar el porcentaje de grasa. Para el equipo de Kilos Out la gran aliada para saber si estamos o no adelgazando es la cinta métrica. “Nuestro consejo es pesarse de forma common sin obsesionarnos para tener un control, sobre todo si hemos tenido problemas de sobrepeso, pero para no desanimarse lo mejor es medirse”, recomiendan. “La báscula hay que interpretarla con sentido y usarla como un registro de nuestro estado common sabiendo cómo reacciona nuestro organismo ante la pérdida de peso o nuestro ciclo hormonal”.
Composición Corporal
Dos expertos nos cuentan por qué tu porcentaje de grasa es la clave y sobre todo, nos enseñan a ver la diferencia entre perder peso y perder grasa. La respuesta a esta pregunta reside en la diferencia de densidad que tienen el músculo y la grasa. El músculo es mucho más denso de la grasa de ahí que ocupe menos espacio pesando lo mismo. Dicho de otro modo, una persona de sixty five kilos con 40% de grasa corporal va a parecer más “gorda” que otra que también pesa sixty five kilos pero tiene un 25% de grasa, ya que el volumen que ocupa su cuerpo será mayor al tener más presencia de grasa. Así que si estás siguiendo un programa de ejercicio de fuerza, “la báscula no va a reflejar la realidad de lo que ocurre en el inside de tu cuerpo, por lo que deberás hacerle más caso a puntos más objetivos como la ropa o la cintura del pantalón”, dice Bustos. Es decir, el aumento de masa muscular en detrimento de la masa grasa puede hacer que peses lo mismo y sin embargo hayas bajado de talla de ropa.